Costa Rica espera un superávit de lluvias de hasta 30%
Tras un año en que el déficit se calculó en 20%, para este 2020 se pronostica un superávit de lluvias que va del 10 al 30% en la vertiente del Pacífico y el Valle Central.
l fin de semana anterior, cinco familias puriscaleñas fueron reubicadas debido a las fuertes lluvias y a los deslizamientos que vinieron con estas. De hecho, la Comisión Nacional de Emergencias (CNE) declaró alerta verde para la vertiente del Pacífico y el Valle Central.
Mayo marca el inicio de la estación lluviosa, la cual aún no se asienta plenamente en todo el país, ya que todavía existen zonas que están en transición.
Para este 2020, el país espera un superávit de lluvias que va del 10% al 30% por sobre el promedio histórico, según el pronóstico dado a conocer por el Instituto Meteorológico Nacional (IMN).
Esto contrasta con lo vivido el año anterior, el cual presentó un déficit general del 20% -a excepción de la península de Nicoya y algunas partes del Caribe- debido a la afectación del fenómeno El Niño (fase cálida del ENOS).
Según Eladio Solano, jefe del departamento de Meteorología Sinóptica y Aeronáutica del IMN, este superávit está dentro de lo esperable porque “tenemos una Zona de Convergencia Intertropical más activa, también es probable que tengamos ondas tropicales más recurrentes, que son fenómenos disparadores de la precipitación, muy cercanos al país y muy activos. Eso sin duda hará que la situación cambie radicalmente a lo que tuvimos el año pasado”.
Este año, ante este superávit de precipitaciones que pudieran derivar en desastres por inundaciones y deslizamientos, la gestión de riesgo deberá contemplar medidas para contener los contagios por COVID-19, enfermedad respiratoria causada por el novel coronavirus SARS-Cov-2 que nos tiene en pandemia y cuyo manejo sanitario, ante la ausencia de vacuna, radica en el distanciamiento social.
En caso de presentarse una emergencia que requiera evacuar a las personas y trasladarlas a un albergue, la coordinación entre CNE y Ministerio de Salud deberá orientarse a implementar una estrategia de «compartimentos», donde los diferentes grupos (individuos con síntomas, asintomáticos y personas con factores de riesgo) estén suficientemente distanciados, según lo explicó el ministro de Salud, Daniel Salas, en la conferencia de prensa del viernes 22 de mayo. «Esto hasta donde lo permitan las condiciones», apuntó Salas.
No guarde el paraguas
El superávit, según Solano, se refiere a la cantidad de lluvia que se precipita al suelo. Aún el IMN no cuenta con una herramienta que le permita medir la distribución en el tiempo.
Haciendo esa aclaración, y según el pronóstico del IMN, la zona del Caribe tendrá un mayo con lluvias “ligeramente por encima de lo normal” y su comportamiento tenderá a normalizarse hacia los meses de junio y julio.
Las precipitaciones en el Valle Central, Pacífico Norte y Pacífico Sur tendrán un mayo bastante normal, pero un junio mucho más lluvioso. Se espera un superávit del 30%.
El Pacífico Central será mucho más lluvioso (50% de superávit). “Mayo será más lluvioso que lo normal solamente en el Pacífico Central, Sur y el Caribe Sur, pero más seco que el promedio en la Zona Norte y las dos regiones del Caribe”, se lee en el boletín del IMN.
Normalmente, en julio y agosto se presenta la canícula y, con ella, se presenta una reducción de las precipitaciones. Sin embargo, en este 2020, julio será más húmedo de lo normal en la vertiente del Pacífico y el Valle Central.
«La canícula o veranillo de julio no será tan seco como el de los últimos cinco años, por el contrario, la mayoría de las regiones presentarán una condición más débil o imperceptible de este veranillo, salvo el Pacífico Norte”, señala el boletín del IMN.
En otras palabras, y según Solano, quienes más podrán percibir ese veranillo de julio serán los guanacastecos.
Los meses de setiembre y octubre suelen ser los más lluviosos en el año. El IMN prevé que, en este 2020, las lluvias abunden en el Pacífico Central y Sur, Valle Central y Pacífico Norte con un superávit entre 10 y 30%.
¿Qué podría esperarse?
En la última década, según Solano, hemos tenido más años con déficit que con superávit, pero estos segundos sí se han presentado.
¿Ya hemos visto, en el pasado, un superávit de lluvias como este? “Sí, por supuesto. Han habido años tremendos. Uno que no se me olvida es el 2010 cuando se tuvo una afectación sumamente importante en el mes de setiembre. Tuvimos una afectación por tres ciclones tropicales en diferentes momentos. Eso era setiembre y aún faltaba octubre, por lo que estábamos muy preocupados. Lo curioso es que, en ese año, octubre tuvo un comportamiento a la baja”, comentó Solano.
Según el Boletín Meteorológico Mensual del IMN, correspondiente a setiembre 2010, las tormentas tropicales Matthew y Nicole influenciaron indirectamente al país y eso causó un fuerte temporal en la vertiente del Pacífico.
“Setiembre fue un mes extremadamente lluvioso en algunos sectores del país, de tal manera que los valores acumulados de lluvia alcanzaron cifras récord. Al menos cuatro lugares del país (Alajuela, Heredia, Cartago y Zarcero) registraron el setiembre más lluvioso en relación al periodo climatológico. La lluvia de este setiembre en Damas (Quepos) fue la segunda más alta de su historial, y tanto en finca Bartolo como en Siquirres fue la tercera más alta”, se lee en el boletín.
Los aguaceros vividos el 8 de setiembre del 2010, propiciados por una Zona de Convergencia Intertropical muy activa aunado a un sistema de baja presión, suscitaron desbordamientos en quebradas y una tormenta de granizo en Curridabat. Asimismo, esa fecha fue la de mayor actividad eléctrica del mes.
“El día 8 se registraron 170 casa afectadas por las fuertes lluvias de la tarde en Alajuela y en Abangares se reportaron 200 casas afectadas. Además, dos personas fallecieron debido a la caída de un rayo en San Ramón de Alajuela. También se reportó granizo en Ipís y el Alto de Guadalupe”, reportó el IMN.
A causa de la tormenta tropical Nicole, que tuvo influencia en el país el 28 y 29 de setiembre de 2010, ocurrió una avalancha por desprendimiento de una parte del cerro Chitaría, ubicado frente del Tapezco en Santa Ana.